martes, 15 de julio de 2008

¿Quién quiere al hijo?

Un hombre rico compartía con su hijo una gran pasión por el arte, en su colección privada tenían de todo, desde trabajos de picasso hasta cuadros de Rafael, muy a menudo se sentaban juntos a admirar aquellas obras maestras.

Estallo una guerra y llamaron a las filas a su hijo. Fue muy valiente y murió en combate mientras rescataba a otro soldado. Al recibir la noticia el padre quedo muy dolido, pues era su único hijo.

Un mes mas tarde, poco antes de navidad, alguien toco a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos- dijo al padre: Señor usted no me conoce, yo soy el soldado por quien dio la vida su hijo. Ese día salvo a muchos más. Me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, provocándole la muerte al instante. Hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte dijo el joven entregándole un paquete-. Sé que esto no es gran cosa, no soy un gran pintor, pero creo que a su hijo le habría gustado que llegara a sus manos. El Padre abrió el paquete. Contenía un retrato de su hijo pintado por aquel soldado. Contemplo con profunda admiración la forma en que el joven había plasmado la personalidad de su hijo. La atracción del padre por la expresión que vio en los ojos de su hijo, hizo que los suyos se llenaran de lágrimas. Le dio las gracias al joven y se ofreció a pagarle el cuadro.

De ninguna manera, señor. Yo nunca podré pagar lo que su hijo hizo por mí, es un regalo. El padre colgó el retrato sobre la repisa de la chimenea. Cuando llegaban los invitados a su casa, antes de enseñarles su famosa galería, les mostraba el retrato de su hijo. Aquel hombre murió unos meses mas tarde, y se anuncio que todas las pinturas que poseía se subastarían. Mucha gente importante y de prestigio acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección. Sobre un caballete, aun costado de la tarima, estaba el retrato del hijo. El subastador golpeo su martillo para el inicio de la subasta.

- Empezaremos con este retrato del hijo. ¿Quién hace una oferta por él? Hubo un gran silencio. Luego se oyó una voz que grito desde el fondo del recinto: ¡Hemos venido a ver las pinturas famosas! ¡Olvídese de esa! Sin embargo el subastador insistió: ¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿Cien dólares? Se escucho una voz impaciente: - ¡Esa no nos interesa! Vinimos por los van gogh y los rembrant. ¡Que empiece la subasta en serio! Sin embargo el subastador continúo su labor:
-¡El hijo! ¿Quién quiere al hijo? Finalmente se oyó una voz desde el fondo de la sala: ¡Doy diez dólares por ese cuadro! Era el viejo jardinero de la familia. Le dio vergüenza ofrecer tan poco, pero no se podía permitir más.

¡Diez dólares! ¿Quién da veinte? Exclamo el subastador. ¡Que se lo lleve por diez dólares! Pasen de una vez a la obra maestra! Grito otro exasperado.

-Se ofrecen diez dólares! ¿Alguien da veinte? Crecían la irritación y la impaciencia del publico, que no esta interesado en aquella pintura. – A la una, a las dos y a las tres. ¡Adjudicado en diez dólares! – dijo el subastador con un golpe de martillo.

¡Empecemos de una vez con la colección!, grito un hombre sentado en la segunda fila – Pero soltando el martillo el subastador dijo: Damas y caballeros, les pido mil disculpas pero se da por terminada la subasta. ¿Qué hay de las pinturas? Se cuestiono...

Cuando me llamaron para conducir esta subasta me informaron de una cláusula secreta que figura en el testamento del propietario y que no tenía permitido revelar hasta este momento. En ella se especifica que solamente se debe subastar el retrato del hijo, y que quien lo compro heredara todos los demás bienes, incluidas las pinturas famosas.
¡El Señor que compro el retrato del hijo se queda con todo!
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El Hijo de Dios murió por nosotros hace 2.000 años. La pregunta que nos hace hoy el Creador es la misma que la del subastador: «¿Quién quiere al Hijo?» El que quiera al Hijo se lo lleva todo.
Anónimo
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Me fue de bendicion esta historia y me hizo reflexionar...
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¿Cuanto vale todo lo que tenemos en Cristo?
¿Cuánto vale la salvación que Cristo nos ha dado con su sangre?
¿Con que pagamos el ser hechos hijos de Dios?
¿Con que pagamos todos los cuidados, el amor, y tiempo que el Señor nos da?
¿Cuánto vale el tener el privilegio de estar eternamente a su lado?


Simplemente no tiene precio, con nada lo podríamos pagar… Es igual a la respuesta que dio el soldado cuando el Padre quiso pagarle la pintura de su hijo.… Yo nunca podría pagar lo que su hijo hizo por mí…

Con nada podríamos pagar lo que Cristo hizo por nosotros.

El que tiene a Cristo lo tiene TODO…
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¿Cuánto pagaría una persona por todo lo que nosotros tenemos al confiar en Cristo?
¿Cuánto pagaría una persona poderosa por una vida feliz?
¿Cuánto se paga por la paz del corazón?
¿Cuánto pagarían las personas por una vida plena y con sentido?
¿Cuánto pagarían una persona por la vida eterna?
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La buena noticia es que cada uno de nosotros hemos ganado la subasta; tenemos el premio mayor con el simple hecho de confiar y aceptar a Cristo como nuestro salvador nos hicimos acreedores del TODO…

Podremos tener muy mala suerte o ser muy salados como decimos, pero hemos recibido el TODO al momento de recibir a Cristo.

Somos inmensamente ricos, porque ni con todo el dinero se compra lo que Cristo solamente da: Perdón, justificación, acceso al Padre, paz, felicidad.

Ni todo el dinero del mundo compraría lo que tenemos. Si nosotros subastáramos nuestras posesiones en Cristo, el mundo haría colas y filas enteras en busca de poder comprar lo que nosotros tenemos por medio de Cristo.
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Como dice Pablo en Filipenses 3:8
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"Y aun más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesus mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura".

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